- Y, ¿cómo se vive en Europa?- preguntó una noche Sybelle sin dejar de tocar La Appassionata, mirando a Armand.
- Es un lugar muy agradable, y con unas costumbres y tradiciones diferentes a las de América.
El joven y dinámico Benji dejó su tabaco y también se quedó mirando a mi inmortal ángel:
- Dybbuk, ¿extrañas el Viejo Mundo?
Aparté mi mirada del lienzo en el que me encontraba pintando a una joven de rubia cabellera y la fijé en el ser de los cabellos rojizos más hermosos del mundo conocido.
Al principio su expresion se quedó pensativa e inconscientemente giró sus oscuros ojos para encontrarse con los míos, antes de volver a dirigirlos hasta los de Benji:
- ¿Existe algo que no añore en esta, mi existencia? Por supuesto que extraño el Viejo Mundo.- comenzó con voz suave, como si de un cuento se tratase.- Las calles de París, con su lluvia y el acento de sus gentes; el frío del Norte, con la rudeza de su vida; e Italia...
Aquella frase en el aire, sin terminar, se clavó en el fondo de mi ser con fuerza, como si hubiera sido dicha por aquellos labios solo con el mero sentido de hacerme sentir así.
El amanecer hizo presencia anunciando un nuevo día y todos nos retiramos dejando esa pequeña conversacion flotando en el salón, deseando volver a ser retomada:
- Pandora, ¿te gustaría viajar?- pregunté sin rodeos abrazando su suave cuerpo desnudo tras el acto sexual.
- ¿Viajar? ¿A dónde quieres ir?
- Hace demasiado tiempo que no vamos a la vieja Europa.
Mi compañera se incorporó lo suficiente para mirarme a los ojos enarcando una ceja:
- ¿A qué viene de pronto esa repentina añoranza por la Vieja Patria?-preguntó seriamente.- ¿No tendrá que ver cierto adolescente con ell...?
Acallé esas mundanas palabras con un beso antes de acariciar su oscuro cabello cortando el beso y sumergiendome en sus ojos chocolate con aquellos destellos dorados tan preciados:
- No iremos a Italia si eso te disgusta, demasiados recuerdos, estaba loco. Irémos a la antigua Hispania, recorreremos Sevilla, Barcelona y respiraremos Madrid.
Sybelle decidió no venir con nosotros, argumentando que no soportaría el calor; Benji se negó a separarse de Sybelle; y mi preciosa y delicada Bianca declinó su respuesta y decidió que necesitaba acostumbrarse mejor a vivir en mi casa antes de un nuevo viaje.
Parecía que sería un viaje, aunque arriesgado (vivir durante un tiempo acompañado por Pandora y Armand es como tener una bomba de relojería), inolvidable, tranquilo y reparador. Pero los rumores entre la comunidad vampírica se expanden rápidamente.
Sócrates afirmaba que la virtud no era enseñable ni transferible. ¿La paciencia es una virtud? Deseo que no lo sea. Un pequeño grupo de Inmortales nos dirigimos hacia España. Un grupo compuesto por un cantante de rock, un violinista, un enamorado de una niña fantasma, una hija de los milenios, un ángel de alas negras... y yo, un rubio romano lo bastante loco como para haber propuesto este viaje.
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Miedo me dan, y envidia también. Y me entran ganas de saber qué pasó en ese desquiciado viaje!
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